viernes, 26 de diciembre de 2014

Yo Soy, la clave del saber.

Sugiero ver previamente la entrada publicada anteriormente en este blog: "Yo Soy, la clave de la trascendencia"

El Todo está en todo. Nada puede existir fuera del Él, nada hay más allá del Todo. Concebir intelectualmente algo que se halle "aparte" del Todo sería -precisamente- un innegable error conceptual. Si existiese algo fuera del Todo, entonces el Todo ya no sería todo, sino que sería "algo" a lo cual le faltaría esa cosa que "está aparte", no sería "el Todo" sino que -en todo caso- sería "el todo menos eso a lo que el intelecto considera como aparte" y, para ser propiamente el Todo, deberá incluir en sí a todo, incluyendo a eso que preliminarmente pudo ser concebido como aparte del mismo. Todo esto es muy obvio cuando se lo piensa, una especie de "redundancia", pero los errores conceptuales de este tipo suelen ser demasiado frecuentes.
En fin, nada hay fuera del Todo, nada hay fuera del Absoluto ya que de otra manera no sería absoluto sino relativo, no sería todo sino parte.
El Todo no se expande, no se mueve. ¿Hacia dónde lo haría? Por definición, nada hay fuera de él. El universo se expande, pero el universo manifestado es creación del Todo, creación que se expande hacia el Todo.
El Todo no evoluciona. El universo evoluciona. Hacia el Todo, hacia el Absoluto. La creación evoluciona. Hacia el Creador. Hacia el Absoluto. Hacia el Todo. El Absoluto es el Inmanifestado que se manifiesta en la Creación.
El Absoluto se manifiesta en ti.
Eres el Todo que ha creado a la individualidad para manifestarse.
El Absoluto trasciende al espacio-tiempo. El tiempo -la llamada cuarta dimensión- surge como resultado natural del movimiento (todo en el plano de la manifestación está en movimiento, en constante cambio) y todo lo que se mueve lo hace a través del tiempo. Tiempo y espacio son, por tanto, inseparables. Pero el Absoluto no se mueve y, por tanto, trasciende al tiempo.
No hay nada que el Absoluto no sea, ya que por eso es absoluto.
El Todo, el Absoluto, está en todo, en toda parte. Nada hay en lo que el Todo no esté. Si hubiese un lugar en el cual el Absoluto no estuviera ya no sería absoluto, ya que "le faltaría algo" -en ese caso, la presencia en ese lugar- y al Absoluto, por definición, no le falta nada.
El Todo está en ti.
Y en el Todo está todo el saber, ya que todo está en Él.
Por tanto, en ti se halla todo el saber. En tu "interior" -por decirlo de alguna manera- se encuentra todo el saber, el conocimiento de todas las cosas, de todo lo que fue, es y será.
Toda verdad externa es relativa. El conocimiento al cual puedas acceder a través de un maestro, de un gurú, de un texto, etc, será un conocimiento parcial. Será el conocimiento alcanzado por un individuo, por un grupo, por una determinada escuela, logia, movimiento, lo que sea pero -en todo caso- será el conocimiento de una parte, una visión parcial desde una perspectiva determinada y, por tanto, jamás una verdad absoluta. Y eso, por supuesto, en el mejor de los casos, cuando las intenciones de dichos maestros externos son legítimas, nobles e intenten trascender su propio ego poniéndose al servicio del Cosmos y de la evolución de todos los seres... Ni hablar de cuando supuestas "verdades" son fachadas que ocultan otros intereses, como en el caso no solo de las llamadas "sectas" sino también -en mi humilde entender- muchas veces de individuos o grupos ligados a religiones o corrientes espirituales consideradas como "tradicionales" y aceptadas por el sentido común de la sociedad.
Pero, si el conocimiento del Todo está en todos, ¿Acaso no se halla también en estos "maestros externos"? Si, y ellos -los "bienintencionados" por llamarlos de alguna manera- pueden acceder a ese conocimiento. Pero tanto el acceso que puedan tener al conocimiento del Todo como la transmisión de dicho conocimiento que puedan realizar serán limitados. ¿Por qué? Veamos.
El ser humano posee -en modo convergente con el principio de dualidad- dos vías de acceso al conocimiento: la intuición y el intelecto. Desarrollaré más este concepto en otra entrada, pero baste por ahora referirnos al hecho de que el conocimiento al cual el intelecto accede y transmite es limitado. Y no es que eso "esté mal". Así es, precisamente, como el intelecto conoce: estableciendo límites, diferenciando una cosa de otra, diferenciando entre causas y efectos, definiendo aquello que se interpreta como causa de algo y aquello que no lo es, delimitando el área de estudio de una ciencia con respecto al del de otra, etc, etc. Así es como el intelecto transmite un conocimiento, dándole forma -a través del lenguaje, de conceptos, de exposiciones teóricas, etc- de modo tal que dicho conocimiento pueda ser entendido por el intelecto de otros individuos. Y la forma es un límite. La forma de una cosa no es sino el límite entre esa cosa y el resto de la Creación.
El Todo, por supuesto, no tiene forma, no tiene límites. Por tanto, el conocimiento del Todo no puede estar sujeto a la forma. A ninguna forma.
Además, un individuo, una corriente de pensamiento, una escuela filosófica, etc, accede al conocimiento de la realidad desde -como dijimos- una perspectiva determinada. Esto significa que la realidad es vista desde un determinado lugar, por así decirlo. Y dicho lugar está definido y determinado en buena medida por factores tales como la historia personal, los preconceptos y prejuicios, los intereses que se defiendan, los temores y deseos conscientes o inconscientes, etc, etc pero, en definitiva, por todo aquello que constituye la identidad de la persona o grupo de que se trate. Y precisamente el concepto de identidad remite a todo aquello que hace única a una persona o grupo o, dicho de otra manera, la identidad es la forma, el límite que separa una parte determinada de las "otras partes", de los otros individuos, grupos y resto del universo.
Hagamos una analogía algo simplista para que la misma nos permita apreciar con claridad el concepto de perspectiva y los límites que conlleva: Supongamos que alguien quiere describirnos una playa pero -ya sea por temor, dificultad de algún tipo o lo que sea- lo hace ubicándose de espaldas al mar y ni se le ocurre voltear a verlo ni por un instante... Bueno, este ser podrá describirnos cientos de detalles acerca de la arena, los caracoles, piedritas, etc, pero no podrá deducir el porqué de la presencia ahí de dichos caracoles, del aire salobre, el viento con ese sonido tan extraño, la propia arena, etc, etc... Si, si, parece tonta la imagen que les presento. Pero créanlo, parece increíble pero a veces las cosas suceden así. Resulta sumamente interesante -y a veces muy desalentador- el hecho de ver la frecuencia con la que individuos, escuelas, movimientos y demás no logran ver cosas tan relevantes como el mar de nuestro humilde ejemplo... Los paradigmas, prejuicios y esquemas establecidos a los que las personas suelen abrazarse en busca de certezas reconfortantes suelen producir resultados como el que intentamos graficar.
Pero no debemos juzgar tan aprisa, sino por el contrario entender que la raíz de dicho tipo de limitación también suele hallarse en los límites intrínsecos del intelecto en tanto herramienta de análisis.
Es mas... Distintas afirmaciones -incluso contradictorias entre sí- pueden ser todas intelectualmente ciertas, dependiendo de la perspectiva desde la cual determinada cosa es abordada. El mar de nuestro ejemplo anterior será descrito de diferente manera y con características muy distintas por quien lo observe desde la orilla que por aquél que lo aprecie desde una embarcación mar adentro, o bien por quien se sumerja y practique buceo. Ni que hablar de quien se aboque a analizarlo desde el nivel molecular, o hasta subatómico... Por supuesto, de este ejemplo deducimos que mientras más amplia, mas abarcadora sea la perspectiva, más variables y puntos de vista considere, mas cercana a la verdad se hallará. Pero, aún así, no es fácil abarcar la inmensidad del mar. Del mar... Ni qué hablar del Infinito.
Un bosque -poniendo otro ejemplo- podrá ser mejor observado en su extensión desde la perspectiva que podamos tener si logramos verlo desde la altura. Pero desde allí no lograremos observar el tipo de suelo, ya que el denso follaje de los árboles no nos lo permitirá. Si, por el contrario, elegimos caminar entre dichos árboles podremos apreciar incluso la variedad presente de insectos, animales, plantas, etc, pero desde esa perspectiva no podremos tener una visión de lo general, y hasta incluso podríamos llegar a extraviarnos...
En fin, tal vez estos ejemplos puedan parecer algo infantiles... ¡Tanto como el hecho de pensar que podría llegar a existir una perspectiva desde la cual se pudiese llegar a conocer la totalidad de las cosas en todos sus aspectos!  
Otro error sumamente frecuente es el de considerar ciertas verdades externas como indiscutibles por el hecho de provenir de una fuente que es considerada como confiable o bien como "autoridad" en una materia determinada; de un individuo o grupo que "sabe mucho mas que el común de las personas" porque "ha estudiado, ha recibido galardones, reconocimiento" o bien porque "es respetado incluso por otras fuentes autorizadas" y ya con eso se sobreentiende que alguien así no va a "decir cualquier cosa"... Bueno, no niego el hecho de que la fuente de la cual provenga una supuesta verdad sea relevante. Alguien que con anterioridad haya demostrado hablar "con autoridad", con fundamento, merece especialmente nuestra atención. Estoy de acuerdo con eso. Pero aún así debemos recordar siempre que cada ser humano tiene su propio intelecto y que resulta sumamente aconsejable que lo utilice en lugar de recostarse cómodamente en la aceptación acrítica de lo que otros -por autorizados que sean- le transmiten, ya que -séame disculpada la insistencia- dichas afirmaciones también serán parciales, serán tal vez mucho más abarcadoras y fundadas pero, aún así, limitadas.
Voy a darte un ejemplo muy inmediato de esto que te digo. Algunas personas que puedan estar leyendo este texto que ahora escribo podrán haber notado algún paralelismo entre el comienzo de este artículo y el texto escrito por Tres Iniciados acerca del Kybalión. Y, de hecho, lo hay. Considero que ese es un texto muy interesante, con muchas deducciones intelectuales muy bien fundamentadas, además de ser un libro de referencia para muchos autores reconocidos en temas místicos. Ahora bien... ¿Acepto personalmente todas y cada una de las afirmaciones vertidas en dicho famoso, respetado y reconocido texto? No. No lo hago. ¿Soy, acaso, un soberbio, un desubicado? De ninguna manera. Simplemente hago uso legítimo de las capacidades con las cuales el Cosmos me ha dotado, honrándolo de esa manera e intentando hacer un humilde aporte al pensamiento y la evolución de los seres humanos terrestres. Y cuando hablo de "capacidades" no me estoy refiriendo a nada de aquello que pueda hacer de mi un ser particularmente especial, sino -sencillamente-al ya tan mencionado intelecto.
Y hablando de intelecto quiero que se entienda bien, de una vez por todas, el hecho de que todos los humanos terrestres tienen la misma capacidad intelectual. Es risible ver la manera en que muchas personas supuestamente "cultas" que ahora se mofan del lombrosianismo -con razón- al mismo tiempo se postran en adoración al llamado IQ. Pues bien, en realidad científicos como Newton y Einstein, filósofos como Sócrates y Hegel, no han tenido "más neuronas" que otros seres. Simplemente han hecho mejor uso del mismo potencial presente en todos los humanos del planeta. Que otros elijan embotar dicha capacidad -ya sea en la comodidad del sentido común, en la "fe ciega", en el abuso de sustancias, etc- es otro tema. En fin, el libre albedrío permite que los seres desaprovechen las bendiciones con las que han sido dotados. Lo importante es que todos tomen consciencia de que no están menos capacitados que otros. Y así asuman la responsabilidad inherente a sus acciones y omisiones.
Incluso en el caso de las valientes almas que han venido a encarnar con cualidades especiales a nivel cromosómico o con manifestaciones como el llamado "autismo", se trata de seres en nada inferiores sino con sus capacidades en un modo distinto de manifestación.
También reconozco que la actual organización de la sociedad humana terrestre no alienta el progreso intelectual de todos por igual, e incluso la genialidad de muchos -millones de individuos- es aplastada por el modo de vida opresivo al que son sometidos. Pero ese también es otro tema.
Ahora bien, volviendo al texto de los Tres Iniciados, en la parte referida al Principio del Mentalismo (el Todo es mente, el universo es mental) los autores se expresan ridiculizando a aquellos que -considerando que el todo está en todo y, por tanto, está en ellos- se han puesto a decir "Yo soy Dios" y -más adelante en el texto- se preguntan: ¿Acaso una piedra es el Todo, acaso un gusano es un Dios Creador, ya que el Todo está en todo? Bueno, con todo el respeto que me merece el muy bien elaborado texto de dichos autores, debo decir que -en mi humilde modo de ver- ahí caen en un simplismo más propio del muy limitado sentido común que del admirable nivel deductivo presente en la mayor parte del texto. Pero, en definitiva, ahí tenemos. Por brillante que sea esta obra no constituye sino un respetable intento de aproximación a la Verdad desde una perspectiva determinada.
Pero bueno... ¿Acaso un gusano es un Dios Creador? Mi humilde respuesta es... ¡Si! Manifestados en su propio nivel evolutivo, un gusano, una piedra, una ameba, son individualizaciones de la Divinidad aunque al sentido común le "suene feo". Y lo que sucede en el caso de los seres humanos es que  se trata de individualizaciones con consciencia de su propia existencia y con plena capacidad para adquirir consciencia de la Divinidad inmanente en sí mismos.
En definitiva, el conocimiento que tu puedes recibir a través de un maestro externo será siempre limitado. Será el conocimiento al que un individuo -o grupo pero, en todo caso, una parte- a podido acceder y decodificar a través del -también limitado- intelecto.
Una parte no puede, por definición, abarcar al todo en tanto parte, aunque el Todo se halle presente en ella.
Es por eso que nos llamamos a nosotros mismos "buscadores de la Verdad". Buscamos la Verdad tanto fuera como dentro de nosotros, utilizamos tanto la intuición como el intelecto, buscamos conocer las ideas de los maestros externos al tiempo que empleamos nuestra propia facultad intelectual para analizarlas y sacar nuestras propias conclusiones, hacer nuestras propias deducciones... En fin, pensar por nosotros mismos.
En esta búsqueda también utilizamos la intuición. Pero debemos tener siempre en cuenta el hecho de que suele ser demasiado fácil y frecuente el confundir conclusiones a las cuales supuestamente se arriba por intuición con lo que en realidad no es otra cosa que el resultado del temor o del deseo. Pero esto -como dijimos- será desarrollado en otra ocasión. Baste por ahora decir que somos eso, buscadores de la Verdad, en una búsqueda que solo finalizará cuando hallamos cumplido la totalidad de nuestro gran ciclo, cuando regresemos a ser Uno con el Único, cuando dejemos de ser una parte -en el plano de lo aparente- del Cosmos para ser Totalidad, para unirnos con el Todo del cual nunca hemos estado realmente separados.
La Verdad está en tu interior. La separación entre el Absoluto y el ser individual es una ilusión que ha sido útil en el transitar de la existencia en el plano de la manifestación.
La Verdad está en tu interior. Está bien que busques comprender parte de ella a nivel intelectual, y para eso pueden servirte los caminos transitados por otros seres y las verdades relativas que te transmiten.
Pero también debes buscar sentirla en tu interior. Conectarte con la Divinidad que Eres a través de la meditación, de la inspiración, de la intuición.
Busca y encuentra momentos en los cuales te permitas aquietarte, desplazar en esos momentos a la primacía de la mente racional que todo el tiempo te invade con pensamientos que orientan tu atención hacia el pasado o hacia el futuro, ya que así funciona la mente racional. La mente racional, el pensamiento intelectual, puede orientarte un muchas cosas... Pero permítete apartarla por un momento... Aquietar el ruido. Conectarte con la voz de tu propio silencio.
Permítete también, en tu cotidianeidad, el prestar atención a tu intuición. Teniendo siempre en cuenta que el intelecto es también una valiosa herramienta útil para contrastar las cosas y así evitar caer en cualquier tipo de delirio que, en definitiva, no tenga como fin acercarte a la Verdad sino el hacerte cambiar una ilusión por otra.
Medita, siente, dale lugar a tu intuición verdadera y utiliza tu intelecto para no extraviarte por senderos que no te harían avanzar sino frustrarte.
La Verdad está en ti.
Recuerda aquél texto de las escrituras en el libro del Éxodo, aquél pasaje tan cargado de simbolismo en el cual Dios le encomienda a Moisés la misión de liberar al pueblo hebreo. Al preguntarle Moisés: "¿Quién eres?", Dios le contesta: "Yo Soy el que Soy".
Y es que así es...
Muchos autores han buscado el sentido de estas palabras intentando diversas traducciones y llegando a conclusiones que daban como resultado alguna otra frase que ellos pudieran intentar entender mejor. Pero, como tantas veces, la Verdad está simplemente ahí, a la vista. Y son los limitados preconceptos de algunas personas "estudiosas" lo que les impide ver aquello que se halla ahí, frente a su vista.
"Yo Soy el que Soy".
¡Claro!
Él Es...
En el plano de la manifestación, en la creación, todo lo que existe es y no es.
En dicho plano, tu eres tu y no eres tu madre, ni un automóvil ni ninguna otra cosa del universo. Incluso tu eres tu y no eres quien eras hace diez años...
Pero el Absoluto Es, no hay nada que el Todo no sea.
Él Es.
Es el Ser en su expresión total, absoluta.
Por eso, desde tu yo personal, desde tu ego, como ser individual separado de otros y existente en el plano de la manifestación, te hallas entre el ser y el no ser.
Pero, trascendiendo esa ilusión, nunca te has separado del Creador.
Porque no hay nada que el Absoluto no sea.
Él es tu. Tu eres Él.
Puedes decirlo. Puedes decretarlo, aunque tu intelecto no pueda abarcarlo, estarás conectándote con tu más íntima Verdad.
Puedes decirlo:
Yo Soy lo que el Creador Es.
Y la creciente comprensión de esta realidad podrá tener inmensas implicancias en la manifestación de tu infinito potencial.
Pero de eso ya hablaremos en una próxima ocasión.
Namasté. Reverencio a la Divinidad que Eres.
Luz y Beniciones.

jueves, 13 de febrero de 2014

Yo Soy, la clave de la trascendencia.



A lo largo de milenios los pilares de la Tradición Mística han sido el saber, querer, osar y, sobre todo, callar. Sin embargo actualmente vivimos en un momento de despertar, en el cual es creciente el número de personas que van estando listas para la recepción de conocimientos que hasta hace poco habían estado vedados al mundo profano.
Este es un tiempo muy especial, y los velos comienzan a descorrerse.
Nada relevante suele ser casual... Si tu estás leyendo estas líneas en este momento es por una razón, más allá de que seas o no consciente de ese hecho. Eres libre, y en sagrado ejercicio de tu Libre Albedrío puedes dejar de leer esto... Pero te sugiero que lo leas y que lo hagas serenamente, sin prisa, tomándote tu tiempo, tal como si hubiese sido escrito para ti. En realidad, si ahora lo estás leyendo es precisamente porque así es...
Todo en el Universo es dual. Ese es un hecho comprobable más allá de cualquier creencia. Por ejemplo, ya hace tiempo que los científicos reconocen que el elemento más simple es el hidrógeno, primero existente en el Universo y origen de todos los demás elementos. El átomo de hidrógeno es, por tanto, el mas "simple", compuesto por un protón y un electrón que gira a su alrededor. Ahora bien, si en dicho átomo existiese solamente una fuerza actuante -pongamos la atracción- el protón y el electrón colisionarían entre sí, mientras que si la fuerza fuese la contraria -repulsión- protón y electrón se alejarían. En fin, tanto en uno como en otro caso el resultado sería que el átomo de hidrógeno no podría existir... Y de no existir hidrógeno en el Universo simplemente no existiría ningún otro átomo, ya que -como dijimos- todos los elementos más complejos han tenido su origen en el mencionado hidrógeno...
Por tanto, la dualidad existe en el Universo desde su origen, es resultado mismo de su origen. Es lo que brillantes filósofos -aunque no abrevantes de la Tradición Mística- han llamado dialéctica, la unidad y oposición de los contrarios, presente en todo hecho en toda circunstancia. La dualidad se manifiesta en múltiples formas -el ser y el no ser, lo masculino y lo femenino, lo conocido y lo oculto, etc.- y en constante cambio. Es decir, la dualidad no es algo estático, no está dada por la existencia de dos fuerzas que se manifiestan siempre siendo las mismas, ya que de ser así solo habría hidrógeno en el Universo! La dualidad es dinámica y generadora de nuevas "dualidades" que surgen a través de una síntesis superadora de la anterior.
Ahora bien, si todo en el Universo es dual... ¿Cuál sería el opuesto dialéctico a la dualidad misma, es decir su contrario necesariamente existente? Ya que dicho opuesto deberá existir, habiendo ya visto que la dualidad es ley universal...
Y esto nos lleva a una gran revelación. El opuesto a lo dual, a lo cambiante y relativo no es otra cosa que el Absoluto.
El Absoluto es el Todo, ya que si no lo fuera no sería Absoluto. El Absoluto es eterno, inmutable, todopoderoso, omnipresente y consciente, ya que si careciese de alguna de estas cualidades simplemente no sería Absoluto sino relativo.
Llegamos así a la conclusión de que Dios existe, no como una acto de Fe sino como el resultado lógico de una deducción racional y fundada en la naturaleza misma de todo lo existente.
Ahora bien, el Todo está -por definición- en todo y en todos.
Por tanto, el Todo está en Ti. Eres un microcosmos. Eres una individualización de la Divinidad misma. El poder divino está en tí, es inherente a tu naturaleza. Pero esto es como un tesoro escondido en tu propia casa, si no eres consciente de su existencia es, en sentido práctico, como si no lo tuvieras.
En cambio, si lo hallas podrás trascender el velo de lo aparente y construir tu vida en forma consciente, así como asistir a otros.
Dada la real existencia de este magno Poder, cada vez que pronuncias las palabras Yo Soy estás movilizando la sustancia de la que están hechas todas las cosas...
Pero ya desarrollaremos más estas cosas en próximos artículos. Baste por ahora decir que son estos conceptos la verdadera puerta de acceso a la metafísica, la clave que permite acceder a la consciencia de la trascendencia.
Bendiciones!